martes, 11 de agosto de 2015

El "golpe a tiempo"

Cuando leo o escucho defensas férreas y exaltadas de cientos de adultos a favor del "golpe a tiempo", del maltrato a los niños, de la violencia contra pequeños indefensos, justificándo la violencia, la sumisión, la coacción, estas personas que defienden el "palmazo" "coscorrón" "cachete", contra viento y marea, se basan en planteamientos erróneos cuyas raíces suelen estar en sus propias infancias en las que ellos mismos fueron adoctrinados a través de golpes, la violencia y la sumisión al más fuerte.
Al parecer, acabaron convirtiéndose en niños buenos y obedientes, tan buenos y tan obedientes, que aún hoy en día, ya adultos, son incapaces de enfrentarse al horror que supone el violentar a cualquier persona, el someterla, a cualquier precio, para que obedezcan cualquier orden, incluso las más absurdas o arbitrarias

A mi me nacen preguntas, como ¿Por qué nuestros hijos tienen que ser buenos? ¿Qué significa ser buenos? ¿Sumisos? ¿Por qué tienen que obedecernos ciegamente en todo?
¿Por qué nos incomoda que nuestros hijos manifiesten sus propias ideas y se opongan a lo que les ordenamos?
¿Por qué pensamos que para criar tenemos que ordenar, mandar, coaccionar, coartar, manipular y gritar?
¿Por qué nuestros hijos tienen que permanecer callados, quietos, silenciosos cuando nosotros decidimos que "nos molestan"? ¿Por qué ese sentimiento de "molestia"?
¿Por qué pensamos que lo que nosotros les ordenamos que hagan es siempre la opción más válida?
¿De qué manera esperamos que nuestros adolescentes hijos no sucumban a la gran masa y actuen porque "todos lo hacen"? ¿Cómo esperamos que sean capaces de defenderse y defender su punto de vista u opinion si constantemente los invalidamos?
¿Qué pensaríamos si ya adultos nuestros hijos e hijas siguieran ciegamente las órdenes de líderes que les alentaran a ejercer violencia y a someterse contra su voluntad?

Por mi parte, lo tengo claro, a nuestros hijos no les pegamos, no usamos ni premios, ni castigos por el contrario dialogamos, empatizamos, intentamos ser comprensivos, respetar sus ritmos, cuidamos de que nuestros hijos no se hagan daño, fomentamos la empatía y el respeto hacia todos, también el de ellos hacia nosotros. Por supuesto, no somos perfectos, cometemos errores, tenemos malos momentos, incluso semanas complicadas, pero el Amor, el cariño y el Respeto nos ayudan a superar los obstáculos, también los peores.

¿Por qué hemos rechazado la crianza tradicional basada en la obediencia ciega, la sumisión y las bondades del "golpe a tiempo"?

Eso es fácil, lo hacemos porque No queremos que nuestros hijos sean obedientes.
No queremos que nuestros hijos sean sumisos.
Queremos que nuestros hijos sepan pensar, sepan comunicar sus deseos, sus sentimientos, sus necesidades, sepan decidir por ellos mismos y no teman decir que no.
Deseamos que nuestros hijos sean y que se sientan libres de manifestar su disconformidad, aunque eso implique que no siempre estemos de acuerdo con ellos, porque eso también implica, que se sienten seguros de sí mismos y dignos de Ser Respetados y de Respetar.
Queremos que nuestros hijos sean ellos mismos y no teman ser distintos o pensar diferente.
Esperamos y queremos que nuestros hijos sepan rebelarse y protestar ante las injusticias, las desigualdades, los abusos de poder, las manipulaciones varias.
Que nuestros hijos sigan su propio camino, vayan a la búsqueda de sus sueños y no de los nuestros.
Deseamos que nuestros hijos sean adultos sanos, equilibrados y Libres.

Pero tal vez más básico que todo eso que queremos que aprendan, desarrollen y ejerzan es el simple hecho de que los amamos con todas nuestras fuerzas y uno no maltrata ni daña a las personas que ama, simplemente no se hace.

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