La adolescencia no es un trastorno, es un proceso natural, si la infancia es la etapa de la vida que podemos definir como la época de hacer, la adolescencia estaría regida por el sentir, no esperes lógica en las reacciones de tus hijos adolescentes, la adolescencia no es la etapa de reflexión, la adolescencia es para sentir, es esta la etapa en la que todos los colores brillan más fuerte y todos los días nublados son los más grises de nuestras vidas...
Muchas veces los adolescentes sienten que en cada cosa que hacen meten la pata, a veces creen que molestan, y claro generalmente les repetimos que no siguen las normas de casa y les exigimos muchas veces cosas que ni nosotros mismos, como adultos, cumplimos a cabalidad.
Si es cierto la adolescencia es una etapa en la que hay que tener paciencia, eso no lo discuto, pero no sólo los padres debemos tenerla, nuestros hijos adolescentes también y es que ellos muchas veces no saben qué es lo que sienten, pues muchas, muchísimas cosas que no habían sentido hasta ahora les inundan a diario y no saben como manejarlas.
Les aseguro que su hijo tiene tantas ganas como ustedes de volver a ser el mismo que era hace uno o dos años, ellos tambien desearían dejar de gritar y llorar al mismo tiempo o de quererlos y odiarlos en el mismo día.
Ellos nos sienten lejos de sus preocupaciones y amigos, piensan que nosotros no sabemos ni entendemos aquello por lo que pasan y en cierta forma eso es real, porque no todos recordamos como nos sentíamos ese día martes que teniamos examen de álgebra y nuestro/a novio/a nos dejó, no todos recordamos que se siente que nos amenacen constantemente con el encierro o el aislamiento, que si, que suena extremo pero a nosotros no nos gustaría que nuestro jefe nos dijera "Rodriguez, no llegó a tiempo esta semana, está un poco distraído y su rendimiento ha bajado se quedará una semana sin su móvil y no saldrá con sus amigos a ver si así encerrado aprende a ser responsable" no suena lógico ¿cierto?
La verdad es que con chantajes, castigos y amenazas nadie, ningún adulto quiere funcionar y pues se supone que queremos que nuestros hijos tengan comportamientos adultos, así que debemos tratarlos como trataríamos a nuestros amigos, vecinos, parientes, a los otros adultos de nuestras vidas.
Durante la adolescencia nuestros hijos no ven las cosas igual que nosotros, ¡vamos! Ni nosotros mismos vemos las cosas como nuestros padres, aún.
A veces nos enzarzamos en discusiones con nuestros hijos por temas que no tienen tanta relevancia y "dejamos para después" conversaciones, enseñanzas y situaciones a las que deberíamos poner más atención, porque seguro les serán más necesarias en lo inmediato.
Trata de hacer memoria y recordar cómo te sentías en esa etapa de la vida, cuando no sabías cómo solucionar tus problemas, entre que no podías hablar con tus padres y cada vez que lo intentabas ellos estaban constantemente, como un disco rayado, listos para recordarte lo que hacías mal, lo que dejabas de hacer, lo inútil que eras y lo mejor que ellos lo hacían en "sus tiempos"
y es que seamos honestos ni las circunstancias, ni los amigos, ni los intereses, ni la personalidad de nuestros hijos se puede comparar con las nuestras, las exigencias son distintas, los estándares son diferentes, las relaciones han cambiado, todo es distinto.
Ser adolescente no es un mal, un síndrome o algo que necesite terapia, ser adolescente es buscar el espacio dentro de este mundo, es cambiar de piel, pintarse las uñas, el pelo, querer tener ppósteres en la habitación, escuchar música más fuerte que nuestros pensamientos, sentir que todo es más intenso porque todo lo estamos viviendo por primera vez y todas estas experiencias juntas darán forma al adulto que decidimos ser, una mezcla entre el niño que educaron nuestros padres y la persona que hemos decidido ser y hacer con las experiencias que vivimos...
Karla Piccardo
Mamá Homeschooler
Muchas veces los adolescentes sienten que en cada cosa que hacen meten la pata, a veces creen que molestan, y claro generalmente les repetimos que no siguen las normas de casa y les exigimos muchas veces cosas que ni nosotros mismos, como adultos, cumplimos a cabalidad.
Si es cierto la adolescencia es una etapa en la que hay que tener paciencia, eso no lo discuto, pero no sólo los padres debemos tenerla, nuestros hijos adolescentes también y es que ellos muchas veces no saben qué es lo que sienten, pues muchas, muchísimas cosas que no habían sentido hasta ahora les inundan a diario y no saben como manejarlas.
Les aseguro que su hijo tiene tantas ganas como ustedes de volver a ser el mismo que era hace uno o dos años, ellos tambien desearían dejar de gritar y llorar al mismo tiempo o de quererlos y odiarlos en el mismo día.
Ellos nos sienten lejos de sus preocupaciones y amigos, piensan que nosotros no sabemos ni entendemos aquello por lo que pasan y en cierta forma eso es real, porque no todos recordamos como nos sentíamos ese día martes que teniamos examen de álgebra y nuestro/a novio/a nos dejó, no todos recordamos que se siente que nos amenacen constantemente con el encierro o el aislamiento, que si, que suena extremo pero a nosotros no nos gustaría que nuestro jefe nos dijera "Rodriguez, no llegó a tiempo esta semana, está un poco distraído y su rendimiento ha bajado se quedará una semana sin su móvil y no saldrá con sus amigos a ver si así encerrado aprende a ser responsable" no suena lógico ¿cierto?
La verdad es que con chantajes, castigos y amenazas nadie, ningún adulto quiere funcionar y pues se supone que queremos que nuestros hijos tengan comportamientos adultos, así que debemos tratarlos como trataríamos a nuestros amigos, vecinos, parientes, a los otros adultos de nuestras vidas.
Durante la adolescencia nuestros hijos no ven las cosas igual que nosotros, ¡vamos! Ni nosotros mismos vemos las cosas como nuestros padres, aún.
A veces nos enzarzamos en discusiones con nuestros hijos por temas que no tienen tanta relevancia y "dejamos para después" conversaciones, enseñanzas y situaciones a las que deberíamos poner más atención, porque seguro les serán más necesarias en lo inmediato.
Trata de hacer memoria y recordar cómo te sentías en esa etapa de la vida, cuando no sabías cómo solucionar tus problemas, entre que no podías hablar con tus padres y cada vez que lo intentabas ellos estaban constantemente, como un disco rayado, listos para recordarte lo que hacías mal, lo que dejabas de hacer, lo inútil que eras y lo mejor que ellos lo hacían en "sus tiempos"
y es que seamos honestos ni las circunstancias, ni los amigos, ni los intereses, ni la personalidad de nuestros hijos se puede comparar con las nuestras, las exigencias son distintas, los estándares son diferentes, las relaciones han cambiado, todo es distinto.
Ser adolescente no es un mal, un síndrome o algo que necesite terapia, ser adolescente es buscar el espacio dentro de este mundo, es cambiar de piel, pintarse las uñas, el pelo, querer tener ppósteres en la habitación, escuchar música más fuerte que nuestros pensamientos, sentir que todo es más intenso porque todo lo estamos viviendo por primera vez y todas estas experiencias juntas darán forma al adulto que decidimos ser, una mezcla entre el niño que educaron nuestros padres y la persona que hemos decidido ser y hacer con las experiencias que vivimos...
Karla Piccardo
Mamá Homeschooler
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