Todos hemos escuchado hablar del refuerzo positivo como uno de los pilares del condicionamiento, ejemplo claro y gráfico de este modelo sería el famoso Doctor Iván Pávlov quien a través de sus experimentos con perros logro determinar lo que ya en la antigua Grecia Aristóteles llamó "ley de contigüidad" asegurando que "Cuando dos cosas suelen ocurrir juntas, la aparición de una traerá la otra a la mente" y pese a esto insistimos en dar más relevancia a lo que consideramos que está mal, esto es así porque vivimos en una sociedad que nos dice "una mala acción borra mil buenas" y bajo esa premisa es que ejecutamos nuestros reproches hacia nosotros y hacia los demás, así por ejemplo es común que nos escuchemos diciendo "siempre pelean", "nunca me ayudan", "nadie hace nada"... etc. Cuando en verdad son situaciones puntuales las que terminamos convirtiendo en nuestra realidad psicológica y formamos así un condicionamiento en nuestro cerebro y en el de los demás pero que contrario a lo que queremos lograr no es un refuerzo positivo sino uno negativo y nocivo.
Lo que vengo a proponerte no es una receta mágica e instantánea, ni tampoco es "la cura milagrosa al mal comportamiento" lo que te propongo es que iniciemos un proceso que nos lleve a enfocar nuestra atención y la de nuestros hijos en aquello que queremos se convierta en nuestra cotidianidad.
La idea es reforzar los logros personales de cada uno de nuestros hijos, que vayan orientados al fin que queremos lograr, así por ejemplo si son ya Las dos de la tarde y aún no acudes al grito de ¡¡¡ Maaamáááá!!! Créeme, eso merece ser premiado, puedes ir por unas medallas, llamar a tus hijos y premiarlos porque se han divertido y han jugado toda la mañana; puede ser también que tu hijo mayor que siempre anda algo remolón por poner o retirar la mesa luego de una semana de malas caras y bufidos reciba un diploma, si un diploma... Felicitándolo "por haber cumplido con el deber de retirar la mesa y haber contribuido así al tiempo en familia y las labores del hogar" (con toda la solemnidad que lleva un diploma), también les puedes dar stickers, cupones creados por ti, de verdad opciones hay infinitas y no tendrás que recurrir a las golosinas o los regalos, de esta forma estaremos siempre entregando un mensaje positivo sobre las buenas acciones, y no premiándolas sino reconociéndolas que finalmente es lo que hará que nuestros hijos se sientan motivados a repetirlas más allá del premio y a través del tiempo se instauraran nuevas costumbres, esta vez sin gritos ni agobios.
Nosotros en casa usamos los diplomas, las medallas y los stickers de GROC (puedes adquirirlos pinchando sobre la imagen) y han sido todo un acierto, hemos logrado reforzar de manera personal cada logro que va relacionado con nuestro fin mayor, estamos trabajando en las responsabilidades en el hogar, en la relación filial, también hemos destacado esfuerzos y todo eso a ayudado mucho al ambiente en casa.
En resumen, felicitemos a nuestros hijos por las cosas buenas que hacen cada día, esas cosas que nunca nadie celebra y que nutren y mejoran la relación familiar, así haremos que ellos asocien esas actividades con un sentido interno de felicidad y logro y nosotras sacaremos de nuestro cerebro todas esas frases que "nos tienen cansadas" y las cambiaremos por bellos momentos.
Karla Piccardo
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